12 abril 2008


Me recreo ante tu cuerpo como ante un paisaje imprevisto.
Me sorprende verte en la desnudez juvenil,
y ansío recorrerlo, como una anhelada geografía.
Me ves pensando en la umbría vegetal de algunas grutas,
o en el agua del muslo donde brillan las venas.
Me perderé en un bosque que cruzo con mis manos,
y pediré una larga estepa donde los labios hablen.
Me ves sorprendido, anonadado, pensando en habitarte.
Y tú, mientras, te abandonas al cálido primor del aire.
Te dejas en la luz, que te navega;
y si miro tus ojos vuelvo al jardín oscuro donde es verano el verde.
Te miro otra vez y casi no te creo posible.
Fulges, encantas, guarda tu cuerpo el hechizo insabido de la tierra.
Y despacio sonríes al irme yo acercando,
atónito, hacia ti mientras el sol nos cubre con su luz,
nos desdibuja, y nos va metiendo en la calma inmensa y rubia de la tarde.




Luis Antonio de Villena