21 mayo 2006

Es hora de irnos, vaquero...

-"Es hora de irnos, vaquero".
Tan breves palabras y cuánto daño para el alma enamorada de Ennis. Qué desgarro para su corazón lleno de amor, quizá del primer, gran y único amor de su vida. Palabras que hieren y matan una parte de la alegría vivida en la montaña...
Ennis está sentado en la hierba, alejado del campamento, con sus pensamientos, que posiblemente se estén revelando por primera vez en su vida en una dimensión desconocida para él... y, si por él fuera, no se levantaría jamás, porque sabe bien lo que supone el levantarse y alejarse de ese rincón que ha cautivado hasta la última fibra de su rudo ser...
Queda tan poco para la inevitable separación... queda tan poco para que sus caminos se separen...
Ennis no es hombre de palabras,,, en el silencio guarda su rabia, su furia, su pena... Pero cómo reaccionar ante la separación tan inminente?...
Quiere tanto,, ama tanto,,, Pero le cuesta tanto aceptar... El no es como Jack, el es Ennis del Mar.
Tiene que actuar como un hombre, como el macho que le han inculcado ser...
Pelea, pelea, pelea...
Sangre que con el paso de los años será como la sangre de una alianza eterna porque el amor, el gran amor siempre va más allá de la muerte..., aunque eso, él, lo entenderá más tarde... bastante más tarde...

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Esta es la escena en que más claro veo que por no hablar se llegan a consecuencias determinantes el resto de sus vidas, o al menos así lo interpreto yo. Jack esta creo que feliz porque ya bajan de la montaña y van a empezar una vida juntos lejos de incomodidades. Sin embargo Ennis piensa que Jack esta contento y tiene prisa por bajar para volver a su vida, a su vida sin él, y eso es lo que le enfurece. Ninguno dijo nada, cada uno pensaba una cosa, cada uno interpretaba los pensamientos del otro de manera equivocada. Faltaron palabras. Pero entonces esto sería otra historia, no?

mayo 21, 2006 3:48 p. m.  
Blogger Ana desde el Sur del Mundo said...

Faltaron las palabras, sólo existían los latidos del corazón... una pena que no fueran escuchados. Ambos hicieron oidos sordos, ambos esperaban una mágica solución... pero aunque uno tenía fe, el otro no podía ver nada...
Sí, otra sería la historia... pero tampoco hubiera sido más fácil, aunque si más abierta a más momento de felicidad.

mayo 21, 2006 11:14 p. m.  
Blogger un-angel said...

...este fin de semana los dos hemos meditado sobre las despedidas, debe ser un caso de transmisión de pensamiento.
Gracias por reavivar estos sentimientos.

mayo 22, 2006 2:11 p. m.  

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