30 abril 2006

Nada permanece tanto como el llanto


Hemos ido acumulando corazones en nuestro corazón,
palabras en nuestra voz quebrantada por azadones.
Hemos dejado huellas por todos los caminos
y algunos de nosostros ya no estamos.
Hemos ido de manos con las sombras.
Nuestro andar es un grito estacionado.
Por cada paso un día que transcurre.
Por cada palabra, mil palabras que vocifera la prole.
Qué será de nosotros después de esta larga travesía?
Poco importan si el mármol o la piedra eternizan
nuestro corazón de húmedo barro.
Nos basta con que nuestra voz perdure en la voz del amigo,
en la del compañero de rutas que nos tendió
la mano cuando se aproximaba la caida.
Hemos llenado muchos de los vacíos que nos legaran.
A otros toca llenar los que nosotros dejamos.
Apenas tuvimos tiempo para remendar la herencia.
En qué corazón irá nuestro corazón a depositarse?
A qué silbido irá nuestro silbo a renovarse?
Nada sabemos
cumplimos una jornada que empezó antes que nosotros.
y que no concluirá con nosotros.

1 Comments:

Blogger un-angel said...

...la huella de cada lágrima puede borrarse con el dorso de una mano, pero ahí dentro, donde están las cosas que nos duelen, deja un rastro imborrable... a veces es una cicatriz que solo causa dolor... a veces de ese surco brotan flores nuevas...

mayo 01, 2006 9:40 p. m.  

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